El Buen Pastor es una advocación aplicada en el Antiguo Testamento a Dios (Yahvéh) como alegoría y en el Nuevo Testamento a Jesucristo como parábola (ver la parábola de la oveja perdida). Jesucristo es Yahveh Dios
La exégesis interpreta que la función de Dios o Jesucristo como Buen Pastor es la salvación de la «oveja descarriada» (el hombre como pecador).